Introducción a las Crónicas de un Psicoargonauta

Todo lo dicho hasta ahora constituye los flashes escénicos actuales con que comienzo el film de esta crónica de un psicoargonauta. Nombre elegido por Emilio Rodrigué para bautizarnos a Fernando Ulloa, Armando Bauleo, Eduardo Pavlovsky y a mí en la dedicatoria de su libro “Sigmund Freud. El Siglo del Psicoanálisis” (Sudamericana, Buenos Aires, 1996):

“Para la vieja guardia, los psicoargonautas de siempre
Armando, Fernando, Hernán y Tato, compañeros de mil
batallas y algunas victorias”.

Psicoargonautas desafiando la utopía. Navegantes en décadas de ostracismo. Nómades siempre a la búsqueda de algún vellocino a conquistar. Escribimos nuestro diario íntimo (pillow book) como cuaderno de bitácora, como memoria y diario de a bordo.
Y a la manera de los relatos/raccontos escénicos, desde las primeras páginas de este cuaderno, aparecerán las imágenes retrospectivas/flash back que irán narrando por qué, dónde, cómo y con quiénes, una persona como yo llegó a una situación como ésta. Y tal como los cronistas de mis grupos, serán crónicas de un psicoargonauta.

Del libro de Hernán Kesselman, “La Psicoterapia Operativa” (dos volúmenes) I. “Crónicas de un psicoargonauta” y II. “El Goce Estético en el de Curar.”, Editorial Lumen-Hvmanitas, Buenos Aires 1999.

Introducción a las Crónicas de un Psicoargonauta
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