Veinticinco años de la SETPG, una historia abierta

Hanne querida: Te mandamos todo esto con la última gota de aliento que nos queda antes de las vacaciones y que nos llevó a un “brain and soul storming” con symposiums familiares, Andy incluida, por supuesto. Te mando dos programas por fax y el resto, no tenemos la claridad de límites que tuvo Tato para saber cuánto de esto va, y cuánto no va en la Memoria de los 25 años de la S.E.P.T.G. Tómalo como un presente de los Kesselman a los Campos y te rogamos que reduzcas a fractales lo que te parezca, para poder estar presentes junto a vosotros en este esfuerzo heroico por recuperar las historias entre los miembros de un symposium y entre los miembros que se conectan a su vez entre un symposium y otro.

Un beso largo, muy largo en la frontera
Susy y Hernán

“La Memoria está compuesta de olvidos y lo que no queda registrado se desvanece en el aire”
(Sthendal “Diario Intimo”)

La historia SEPTG está ligada al desarrollo de un social histórico que favorece producciones de subjetividad traducidas en creencias de un imaginario social (y viceversa), instituidas y/o capaces de inventar nuevos instituyentes. En la España de los 70, las creencias instituidas en el campo “psi” y correlativas al imaginario colectivo, naturalizaban el criterio de que la psicoterapia correcta y capaz de cambiar al sujeto debía ser individual (bi-personal); aún cuando algunos grupos eran, como excepción a la regla, bastiones de resistencia y creación de producciones y difusión de creencias propias y extranjeras. Lo “personal” (psicología y psicopatología de la vida cotidiana del terapeuta y de los pacientes) debía estar reservado sólo para las relaciones “íntimas” (intimidad del hogar, de la amistad, del confesionario o de la consulta) y hacerlo fuera de estos ámbitos era excéntrico, anormal, para la cultura propia, aun cuando, a mediados de esa década, era bien recibido el aporte a lo grupal de algunos argentinos. En ese sentido, cuando llegué nos decían: “vosotros sois más directos, más libres que nosotros en las maneras de expresar los sentimientos. Nos gustaría ejercitarnos en teorías y técnicas que nos permitan la apertura que tantos años de represión acorazaron en nuestro carácter. Qué bueno que podamos aprender jugando, sensibilizarnos en talleres y laboratorios, compartir nuestros secretos y nuestros modos de sentir. Poder hablar sin vueltas de lo que pensamos de la sexualidad, de lo político, de nuestras diferencias, etc.
Y nosotros estábamos allí, entusiasmados con gente que valoraba y quería aprender aquello mismo que, por haberlo enseñado en la Argentina, constituyó una amenaza de insilio, exilio, tortura y muerte para tantos de nosotros.

Puedo hablar de mis devenires con respecto a la SEPTG, escribiendo sobre algunos Symposiums en los que participé y que recuerdo en el comienzo y en el final de mi estadía de casi 11 años en España (mayo 1976 a diciembre de 1986).
Producciones de subjetividad que atraviesan el saber y el quehacer de un argentino, exilado, ex Lanús, ex APA, ex IPA. ex Facultad de Medicina, en el país de las sombras largas que se desvanecen con la apertura democrática española:
En la segunda mitad de la década se desarrolla una amplia apertura a Lo Grupal (dinámicas de grupo en la psicología educacional, laboral y recreativa, en las áreas públicas y privadas) y a las diferentes escuelas psicológicas dinámicas alternativas al conductismo y a la fenomenología imperantes. Va creciendo al mismo tiempo la demanda para el psicoanálisis individual y las técnicas grupales psicoanalíticas o de otras corrientes.
Esta difusión instituye creencias por las que comienza a no ser tan peligroso confesar que se está en psicoterapia, sea uno o no psicoterapeuta, y que no hace falta estar tan mal para tener que analizarse, sino querer estar mejor, mentirse un poco menos, como gimnasia apta para la salud de terapeutas y pacientes.
Se daba una gran oferta y una gran demanda de las técnicas de acción. El “destape” de técnicas lúdicas, de sensibilización de desarrollo de la sexualidad, coincidente con el destape cultural.
Por esa época, fui consultado, junto a otros psicoanalistas argentinos exiliados, por psicoterapeutas españoles, que estaban a punto de fundar la Asociación Psicoanalítica Española. La reunión era para recibir nuestra opinión acerca de las condiciones ideales que debían requerirse para cualificar a candidatos y a analistas, en función terapéutica y didáctica. Mi impresión de ese momento era que se estaba fundando una Catedral tanto o más rígida y dependiente de la Internacional, que la que había dejado en la Argentina. Claro que para esto también contribuyeron muchos psicoanalistas argentinos, exiliados o migrantes, que contaban con la protección de la “casa matriz”, la IPA, y dado su rango y antecedentes previos, con la confianza de sectores del poder en la Salud Mental española (Jefes de Servicios Hospitalarios claves y Directores de Centros Psicoanalíticos importantes).
Esta era al fin la meta para desarrollar tecnología propia, con reconocimiento internacional, en la producción de psicoanalistas, y para ponerse a tono con el comienzo del la entrada de España en la OTAN y en el Mercado Común, como profesionales de primera.
Con esto quiero decir, que al finalizar la década del 70, encontramos a numerosos profesionales argentinos y españoles entusiasmados con lo grupal, pero “en tránsito”: están en los grupos (psicología social, grupoanálisis) como tránsito al “verdadero” camino hacia la psicología científica, seria, profunda, encarnada por la Asociación Española de Psicoanálisis, filial de la IPA y los grupos lacanianos de poder internacional que aparecieron con fuerza arrasadora, dejando del tercer puesto para abajo a los grupalistas, psicodramatistas, sistémicos, gestaltistas, bioenergetistas y otros. El destape explosivo terminó por hacer retornar a las morales dogmáticas que se asientan en certidumbres, hábitos y respaldos mayoritarios.
Yo venía, con Pichón Rivière, de hacer el tránsito del Psicoanálisis a la Psicología Social y los profesionales grupalistas que formé en España, incluidos los que fundaron conmigo la Escuela de Pichón en Madrid, por lo general, estaban haciendo el tránsito inverso: De la Psicología Social al Psicoanálisis.
En cuanto a producción de subjetividad se trata, y hasta ahora (por ahora) dado mi compromiso vital con el Grupoanálisis y la Multiplicación Dramática, de mi tránsito desde lo disyuntivo (individual versus grupal) a lo conjuntivo (individual y grupal y … ): Lo Grupal como nivel, como dispositivo analizador y como máquina de producción de sentidos y de conceptos (para confeccionar la caja de herramientas del trabajador en Salud Mental).

Sexto Symposium de la SEPTG (primero en mi recuerdo): Valladolid, 1978. Provenires y Devenires

Prehistoria de este Symposium en mi vida profesional:

Mi historia en Lo Grupal tiene varios devenires o movimientos nómades:
1. Entre la Psiquiatría Fenomenológica y el Psicoanálisis (individual, grupal, institucional) y la Psicología Social.
Junto a un pequeño grupo, fundamos con Mauricio Goldenberg (nuestro maestro de Psiquiatría) el Servicio de Psicopatología del Hospital de Lanús (provincia de Buenos Aires): Primer Servicio de Psicopatología en un Hospital General en el país, allá por los años 58. Allí desarrollé mi entrenamiento y dirigí la Sala de Internación y el Departamento de Docencia, fundando la Escuela de Practicantes y Residentes de Psiquiatría en Hospital General, como miembro del Staff del Servicio Cátedra Adscripto a las facultades de Medicina y Psicología. Por estos años fui consultor psicológico de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en Pedagogía Médica y método de Laboratorio Social y Técnicas Grupales Activas (Méjico: Cuernavaca, donde trabajé con el grupo de Erich Fromm, y Guadalajara) y más tarde, catedrático de Psicología Médica en la Facultad de Medicina y Jefe del Servicio de Psicología y Psicopatología Médica en el Hospital de Clínicas dependiente de dicha facultad (Universidad de Buenos Aires).
Contemporáneamente me analicé más de 10 años con Marie Langer, didacta de la API (análisis didáctico) y supervisé mi trabajo con José Bleger y David Liberman. Bleger (que prologó mi libro Psicoterapia Breve) me estimuló para el trabajo grupal y me conectó con Armando Bauleo, Fernando Ulloa (maestro del Psicoanálisis Institucional) y Enrique Pichón Rivière. Bleger prologó mi libro “Psicoterapia Breve” que resumía mi experiencia hospitalaria en Núcleos de Base de la Personalidad, Psicopatología Vincular Individual y Grupal, Intervenciones Múltiples y Encuadres Móviles y Situacionales. El, Goldenberg, Langer y Pichón me animaron a ejercer esa tarea en mi consulta privada (Psicoterapia Breve Planificada, Individual y Grupal). Este libro resumía los productos de mi formación psiquiátrica con Goldenberg, mi formación psicoanalítica en la Asociación Argentina de Psicoanálisis y mi formación analítico grupalista con Pichón Rivière en cuya Escuela Privada ejercí el profesorado de Psicología Social hasta 1976. Mostraba (como ya lo venían haciendo Alexander, Malan, entre otros) que se podía operar con un Psicoanálisis “no elitario, no exageradamente diario y en décadas” como se usaba en nuestra formación con los psicoanalistas clásicos de Buenos Aires y que la experiencia grupal e individual en la asistencia y formación psicoanalíticas no eran incompatibles (yo mismo me analicé en individual y en grupo preformado -con León Grinberg-, e integré muchos laboratorios sociales con Psicodrama y Técnicas de Acción, pero sólo antes y después de egresar de la Asociación Psicoanalítica Argentina). Llegué a ser Secretario General de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo y a fundar junto con la Lic. Isabel Calvo la primera experiencia extra-institucional de Análisis Didáctico Grupal , para la formación grupal de psicoanalistas, psiquiatras y psicólogos en la Argentina (1972).
2. Desde la IPA y la APA a Plataforma Internacional
Plataforma fue el movimiento que fundé junto con Bauleo y psicoanalistas europeos en Roma, en 1969, y que representamos, al regresar a Buenos Aires, donde se amplió a otros didactas (Maríe Langer, Emilio Rodrigué, Diego y Gilou García Reynoso) titulares (Pavlovsky), egresados adherentes (Bauleo y yo) y candidatos de las Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). En 1971, Plataforma y posteriormente el grupo Documento (Ulloa, Fanny Shutt) se escindieron por motivos científicos y políticos de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API) y de su filial local.
De esta época datan mis contactos con España, que habían comenzado con viajes que desde Buenos Aires realizaba hacia la Europa de la Contracultura, pasando por Madrid. Solía alojarme en casa de Nicolás Caparrós (entre finales de los 60 y principios de los 70). El era primo de Antonio Caparrós, mi compañero de estudios en Medicina y parte del grupo íntimo de fundadores de Lanús. Se agregó con entusiasmo a Plataforma y a nuestros proyectos contraculturales desarrollados en Milán, París y Londres y nos visitó en excursiones a Buenos Aires, que a comienzos de los 70 era un polo de atracción científico, político y cultural para muchos psicoanalistas europeos, que veían con simpatía los movimientos tercermundistas de liberación.

Historia de este Symposium desde mi llegada a Madrid

En mayo de 1976, invitado “casualmente” por Susana López Ornat (Universidad Complutense de Madrid) y Nicolás Caparrós, llegué a Madrid con una pequeña maleta. En Barajas me aguardaban Nicolás y Antonio Caparrós. Ellos fueron la matriz que permitió el desarrollo de las redes afectivas y el arraigo profesional para que el impacto del exilio se suavizara. A través de ellos conocí a Rita Enríquez, a Pilar de Miguel, a Antonio Espino, a la editorial Fundamentos, que luego publicaría la Revista Clínica y Análisis Grupal, y a todos los integrantes de Quipú -grupo fundador- y de Huemul -la camada más joven-, que se inició con Nicolás y con quienes fundamos la ya mencionada revista en 1976.
Mi libro de Psicoterapia Breve (segunda edición), que ya no habría de circular más por Buenos Aires, por razones obvias (junto a tantos otros), llegó con mi mujer y mis tres hijos, un mes y medio más tarde. Fue el primer libro que publiqué en España en 1977 (y que lleva varias ediciones), gracias al editor Juan Serraller y Cristina Vizcaíno, alma mater de Fundamentos, que me ayudaron para la publicación y difusión de éste y de numerosos libros relacionados con la temática grupal. Siempre contamos con su amistad solidaria. Con este libro y sus ideas de Fotobiografía, Documentos Gráficos para la Anamnesis, Autobiografía en Escenas, entre otras, continúa trabajando en su clínica madrileña Eduardo Cabau y con la noción de Encuadres Situacionales y Multirecursos Interdisciplinarios, José Luis Marín en su tarea docente de la Sociedad Española de Medicina y Psicología Psicosomática que el preside y de la que soy Miembro de Honor. (Ultimamente me he enterado que se habla del Método Kesselman, en un Seminario, vía Internet, sobre Psicoterapia Breve – individual y grupal – que se imparte en Sevilla).
Pocos días antes habían llegado a Barajas Emilio Rodrigué y Marta Berlín, mis amigos y co-psicoargonautas residentes en Brasil. Emilio había sido mi maestro de Psicoanálisis de Niños en la APA, uno de los mentores del análisis grupal (Manual de Grupos de Grinberg, Langer y Rodrigué: primer “mataburros” para coordinadores grupales psicoanalíticos en Latinoamérica. De nuestras andanzas conjuntas en la Argentina de los 60 nació la “Casona” que rentamos (con Bauleo, Rodrigué y Pavlovsky) para fundar nuestros propios “symposiums”: la amistad compartida (como el pan y el saber), la contracultura y el compromiso ideológico. De esto da cuenta el libro Antiyoyó publicado en Madrid por Fundamentos y escrito por Marta y Emilio. Rodrigué fue mi compañero de Plataforma y de coordinaciones grupales compartidas en Buenos Aires. En mayo del ´76 con Emilio, Marta y su hijo Ariel – llegados a Madrid desde Brasil poco antes de que yo lo hiciera – convivimos un tiempo antes de partir hacia una gira profesional a Zaragoza y Sevilla, gira que habían concertado previamente. En Madrid, me conectaron con el IPM de Alejandro Gállego y su grupo, en Mejía Lequerica, donde dicté un curso de Psicoterapia Breve y di supervisiones. Allí conocí a los que serían mis primeros colegas de la SEPTG, algunos de los cuales han integrado sus comisiones directivas: Alejandro Gállego, Daniel Valiente, Augusto García Moreno, José Jiménez, José Luis Lledó, etc. En Peña Retama dicté también por aquellos años cursos sobre Psicoterapia Breve, talleres de Escenas Temidas y, supervisiones, invitado por Marina Prado de Molina y auxiliado por Víctor de Dios Galocha (y Carlos González) con los que entablé una cálida amistad y relación profesional sostenida y sólida.
Luego, como dije, fuimos con Emilio y Marta a Zaragoza, invitados por el Instituto Psicoanalítico, a coordinar talleres intensivos de Psicoanálisis y Técnicas de Acción (lúdicas) y a dar supervisiones. Allí conocí a otros miembros de la SEPTG: a Zoilo Fernández, a Manuel de Miguel (y Mare), a María y Miguel, a Isabel Sánchez, a Alberto Espina, a Gemma Sancho y a José María Ballarín. Los cuatro últimos continuaron su formación conmigo en Madrid durante varios años. El grupo de Zaragoza fue inigualablemente solidario a la hora de ayudarnos y contenernos cuando el hijo de Marta, que convivía con nosotros, murió, en junio del 76, víctima de un trágico accidente automovilístico (un día antes de la llegada de mi familia a Madrid).
Luego de Zaragoza, nuestro trío se trasladó a Sevilla, invitado por Pablo Gotor, para desarrollar entrevistas operativas de orientación, supervisiones y maratones en el Hospital Psiquiátrico de Miraflores. Así conocí a otros futuros colegas de la SEPTG. Entre ellos Conrado Engelhardt y Carmen (aún tengo el dibujo de Conrado: Tristán e Isolda, iluminando mi consulta en Buenos Aires), Juan Ignacio Sagastagoitía e Isabel Ruiz, Carmen Moya. Con ellos volví a encontrarme en cada Syimposium de la SEPTG y en los años que viajé a Sevilla, con Bauleo y Caparrós al principio y luego, cuando Bauleo optó por irse a vivir a Venecia, con Caparrós, compartiendo clases, supervisiones y talleres para la formación grupal de Psicoterapeutas Operativos. En esta etapa se desarrolló mi relación con otros integrantes de la SEPTG: María Camacho, Luis García Caviedes, Felipe Vallejo (con ellos tres aún comparto amistad y trabajo y con María y Luis, hospedaje, toros, fútbol y flamenco), Félix Duarte Esquivel (quien publicó en Clínica y Análisis Grupal Nº 9 “La Omnipotencia-Impotencia de los Objetos Internos”: un análisis alternativo a mi teoría de los 3 núcleos -esquizo, melanco, confuso- de Base, para la Psicopatología Individual y Grupal que había aparecido en el Nº 4 de dicha revista, que fundamos con el grupo Quipú, en 1976) y Paco Yañez, entre otros. En 1991, invitado por María Camacho y su grupo profesional, di conferencias y conduje laboratorios intensivos de Psicoterapia Institucional, para personal y pacientes internados en Comunidades Terapéuticas de Sevilla. Y es por estas fraternidades, que cada vez que retorno a España, necesito volver a Andalucía (entre otros amores).
Paraletamente a todas estas actividades, abrí mi consulta en Madrid. Allí fui desarrollando desde los primeros momentos: terapias individuales y grupales para psicoterapeutas y pacientes en general, grupos de estudio junto a grupos operativos con psicólogos y psiquiatras argentinos y españoles, candidatos a constituir el grupo de docentes coordinadores, observadores y colaboradores con los que fundaría, en el 80, la Escuela de Psicología Social Pichón Rivière en Madrid. Con la llegada de Tato Pavlovsky, rentamos la vivienda de la que se mudaba Nicolás Caparrós y la convertimos en “la Consulta de General Mola 204” (hoy Príncipe de Vergara), donde a la par que cada uno asistía y supervisaba en individual y en grupo, impartíamos en coordinación compartida: Análisis Didáctico Grupal, talleres de formación en Multiplicación Dramática para psicólogos y psiquiatras, grupos terapéuticos y supervisiones de Psicodrama Analítico y Escenas Temidas. Han concurrido a la formación con nosotros numerosos colegas argentinos y españoles, muchos de los cuales pertenecieron y/o pertenecen a la SEPTG: Francisco Chelos, Maite Martínez de Velazco, Fernando Carrasco, Cristina Azpilicueta, Paloma Castillo, Eduardo Cuadrado, Paco Delgado, Victor de Dios, Joaquín Ingelmo, Margarita Silvestre, Rosa navarro, Javier Urbano, Pedro Gil, Jorgelina Rodríguez O´Connor y otros. Con Eduardo Pavlovsky, hermano analítico (de la misma “madre”: Marie Langer) comenzamos, en 1967, una amistad personal y profesional, de creencias compartidas, que lleva ya 30 años de convivencia y coautoría (en Argentina y en España). El fue mi maestro de Psicodrama Analítico y yo su maestro de la Clínica Psiquiátrica. Luis Frydlewsky, nuestro discípulo, fue el alumno de quien más aprendimos. Los tres inventamos los talleres de “Las Escenas Temidas del Coordinador de grupos” (ET), donde se sientan las bases de la Multiplicación Dramática (MD). Nos especializamos en estudiar lo personal del Psicoterapeuta (Psicología y Psicopatología de su vida cotidiana) y su implicación en su quehacer profesional. Los tres escribimos un libro en Buenos Aires (manual de nuestros talleres), que recién pudo ser publicado en Madrid con el mismo nombre en 1978, a la llegada de Tato y que se presentó en “sociedad”, en el Sexto Symposium que organizó la SEPTG en Valladolid.

Algo para recordar de este symposium

Pacho O´Donnell y Susana Evans nos facilitaron nuestra integración en Valladolid. Ellos nos introdujeron a la relación con Elisa Barberá y Pablo Población. Con Elisa y Pablo fuimos desarrollando un progresivo contacto e intercambio afectivo con cada vez más amigos comunes en el medio y que continúa hasta la actualidad, acogiéndonos de entrada con toda la grandeza de su generosidad y bonhomía. A Pablo lo recuerdo coordinándonos – junto a Rocío Fernández Ballesteros – en un encuentro informal de psicodramatistas grupalistas que ellos convocaron. Estabamos sentados en el césped bajo el sol de mayo y fuimos estimulados a compartir nuestras experiencias con los colegas españoles en torno a los dos temas del symposium: las Técnicas Psicodramáticas y la Formación de los Psicoterapeutas de Grupo. Hubo tantas comunicaciones simultáneas, que sólo pudimos escucharnos en el tiempo del recreo. También intervino Leonardo Satne, antiguo colaborador nuestro y gran amigo, exiliado en Barcelona. Leonardo y Pacho ya eran miembros correspondientes de la SEPTG desde el año anterior y pioneros del desarrollo del Psicodrama Analítico freudiano en España. Ese día yo estaba muy emocionado por mi reencuentro con Carlos Sluzki – mi compinche de los tiempos de Goldenberg – que venía invitado, como nosotros, desde Berkeley, California, acompañando a su mujer Phoebe Prosky, directora de Técnica del Sculpting (Escultura) en el Ackerman Institute de Nueva York, a quien conocí y en cuyo taller trabajé (y que Susana Kesselman describió en una síntesis escénica que comparto). Tiempo después habría de invitarlos a trabajar con mis discípulos en Madrid, donde compartimos con Sluzki la coordinación de un taller sobre Escenas Temidas (mi tema en Psicodrama Analítico) y Profecía Autocumplida (su tema en Teoría de los Sistemas). Con Phoebe Prosky, cuando fuimos a Nueva York con Juan y Hanne un año después, la invité a realizar en Madrid, con el mismo grupo, una coordinación compartida para un taller con el tema “Escenas Temidas y Multiplicación Dramática”, tratado a partir de Esculturas y Técnicas Dramáticas.
Con Tato Pavlovsky compartimos, en el Symposium de Vallodolid, una coordinación mutuamente ventrílocua, que veníamos ejercitando desde Buenos Aires, para conducir un taller de: “Escenas Temidas del Coordinador de Grupos”, a través de la Multiplicación Dramática. Fue nuestra rentrée laboral y pública en España. Nos emocionamos. Nos divertimos. Volábamos de felicidad por estar vivos, libres y juntos nuevamente.
Valladolid entonces, fue mi “bautismo de iniciación” en la SEPTG (y el de Susana K.). Reencontré allí colegas de Zaragoza, Sevilla, Madrid y otros lugares de España, exiliados y migrados argentinos que andaban por el mundo (Malgratti, Sluzki), no encontré a algunos colegas que pensé que iban a estar y conocí a nuevos colegas de España (Angeles Sarrachaga, Rosa Masip, Paloma Castillo, entre otros) y a Dassier Durand, director del Centre d´Evolution de París, exquisito en su manera de ser y cautivante en su conocimiento psicocorporal experimental. El, Phoebe Prosky, Susana Kalniker de Kesselman, Eduardo Pavlovsky y yo, fuimos propuestos como miembros correspondientes de la SEPTG, que nos aceptó en la asamblea general del 28/05/78 en Valladolid, como Miembros Correspondientes y seguimos además siendo correspondientes y corresponsales en la Argentina, gracias a la paciencia tenaz y cariñosa con que Hanne Campos (Juan) nos anima a que demos información desde aquí y ellos nos suministran todas las informaciones que necesitamos para estar al día y no perder el contacto, la comunicación con al SEPTG en España. Esto ha hecho que hoy paradojalmente tengamos más intercambio tanto profesional como afectivo con la SEPTG que con la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo, quizás porque en este exilio al revés, tenemos más años de historia compartida en la experimentación de la mutua fertilización cruzada, superando prejuicios e “ismos”, con los amigos y colegas grupalistas de España (de las más diversas corrientes de la Psicología: Sistémico, Gestáltico, Bionergética, Grupoanalítica, Análisis Freudiano Grupal, Psicodrama Triádico, Psicodrama Analítico, Análisis Institucional). Espero que este logro de una SEPTG de igualdad jerárquica y de respeto científico por los compañeros de cualquier corriente, esa escucha atenta, no la perdáis nunca.

Séptimo symposium de la SEPTG: 1979 en Santander
Encuentros y reencuentros significativos con viejos amigos y colegas de la SEPTG. Este escenario alterna sol, lluvia y playa. Aunque la lluvia hace perder la vista, cuando golpetea suavemente sobre los ventanales al Cantábrico en el Palacio de la Magdalena. Me recuerda mis vacaciones en Mar del Plata, La Perla del Atlántico (años mozos) y de mi primer veraneo celtíbero en Portosín, que estaba a punto de repetir. Susana Kesselman y yo viajamos con José Luis Paniagua, mi maestro de Karate, con quien trabajé como instructor de su equipo docente en el INEF de Madrid, durante muchos años, estudiando el comportamiento del practicante de estas artes en el TATAMI. El primer día se celebró un intenso programa sobre Terapia Familiar (un tema “gancho” que tanto nos interesaba y que comenzaba a crecer con fuerza en el campo de la Salud Mental). Aquí nos encontramos con Angeles Saráchaga, Pedro Gilló, Enric Mora y Leonardo Satne. El segundo día abrió con otro tema que sigue siendo de nuestra predilección: “El cuerpo en Psicoterapia”. Allí hubo un primer panel donde, además de Paniagua, figuraron Félix López, Rosa Massip, Tomás de Haro, Juan Obiols, Susana Evans (profesora de expresión corporal y compañera del exilio, que había integrado el grupo de participantes con los que fundé el primer Taller de Escenas Temidas en Buenos Aires), Susana Volosín (psicóloga clínica y danzoterapeuta, integrante de los grupos de estudios fundadores que coordiné seis años en Buenos Aires y con los que escribí mi libro de Psicoterapia Breve. Con ella nos reencontramos a partir de allí y reiniciamos nuestro vínculo personal y profesional, en su Centro Cor Endins de Mallorca.), José María Póveda (amigo común con Paniagua) y Conrado Engelhardt. El moderador era Luis Pelayo, para conectar – dentro de lo posible – diferentes enfoques. Luego, Pavlovsky y yo integramos el Panel siguiente, junto a Alberto Espina, Pablo Falcón (un vínculo con humor compartido que se extendió hasta mi regreso a Buenos Aires), Francisco de Dios, Limberg Reyes, Pilar González, Rosario Aoiz y Luis Pelayo. El moderador fue Conrado Engelhardt y pudimos desarrollar un caleidoscopio de diferentes miradas sobre el tema.
Luego del almuerzo, vimos un vídeo modélico por su calidad humana y su técnica profesional: “Movilización de psicóticos crónicos, mediante técnicas bioenergéticas”, presentado y comentado por Conrado Engelhardt, donde asistimos a escenas conmovedoras del equipo de Miraflores, estimulando a un grupo de psicóticos crónicos y autistas, casi catatónicos, jugando a coger y pasarse un enorme balón con el que comenzaron a moverse y gesticular como no se esperaba ya y hasta a hablar, reír y, por lo pronto, poder decir su verdadero nombre en voz alta, ya que, durante años, les habían puesto cualquier otro nombre al ser ingresados en estado autista; naturalmente, nunca habían respondido a ese nombre, ya no era el suyo propio. Ya quisiera poder compartir este vídeo con mis alumnos en Buenos Aires, en lugar de narrárselos año tras año. Pura artesanía vocacional, made in Sevilla. Luego participamos son Susana K., de un Taller de Bioenergética que condujo Luis Pelayo (a quien conocimos cuando invitó a su atelier de Madrid a Alexander Lowen, maestro con el que seguimos vinculados en Madrid y en Nueva York). En el salón de música donde trabajamos hicimos grounding, expandimos bostezos y gritos que inundaron todos los ámbitos del Palacio de la Magdalena y otros recuerdos estarán archivados en nuestros cuerpos. Luego nos quedamos en la misma sala con Pavlovsky, coordinando un Taller de Grupos Lúdicos, donde tratamos de coexperimentar dramáticamente que el terapeuta adulto, como el niño, puede tratar sus escenas temidas profesionales jugando a multiplicar y exorcizar con otros los fantasmas que lo capturan, en el diario acontecer de la consulta. A la misma hora, Paniagua coordinó un Taller de Artes Marciales, A. Espina un Taller de Psicodrama, Paco de Dios y L. Reyes un Taller de Contratransferencia corporal, P. González y R. Aoiz uno de Dinámicas de Grupo y P. Falcón uno de Trabajo Integral. En Santander hubo discusiones de trabajos y opiniones, pero por su estruendo increscendo, recuerdo un follón que requirió una asamblea extraordinaria, ya que muchos que asistieron querían intervenir sin haberse inscripto. Y todo parecía condenado al naufragio, si al timón de la nave capitana de la organización del symposium no hubiera estado Roberto de Inocencio Biangel, convocante local. El demostró gran clase y manejo complaciente, pero equilibradamente justo. Finalmente, se salvó la fiesta y luego él fue aceptado como miembro de la SEPTG en la asamblea general celebrada el 7/06/80. A partir de ese momento, comenzamos a alimentar un vínculo especialmente confortable, con guiños de hermandad diaspórica (los dos éramos nómades latinoamericanos adoptados por España). Participó y colaboró solidariamente en un megataller políglota de Multiplicación Dramática que coordiné en el Congreso de la IGPA, en Copenhague, en el que me auxiliaron en la coordinación Toti García y Leonardo Satne, con Dalmiro Bustos (inglés) y Andreé Cuissard (francés) traduciendo las consignas y los diálogos escénicos en voz baja, para grupos que se sentaban a su alrededor. Todos mis colegas psicodramatistas argentinos que vivían en España o en Buenos Aires. En el 86 en Zagreb, con Roberto (y Marita) profundizamos la amistad. Lloramos juntos en el último abrazo de despedida, cuando me dijo: “yo resueno contigo…Tu que puedes, vuélvete”. Y nos emocionamos cada vez que nos encontramos, en cualquier país (congresos internacionales) o en Buenos Aires, cuando me invitó a integrar su mesa de terapeutas nómades, junto a Marcia Carp y los Campos en el Congreso de IGPA de 1995. Allí fue consagrado el próximo presidente de IGPA. Será el primer español en ese puesto. Es un honor para él y para nosotros.

Desde Valladolid y después de Santander habíamos continuado trabajando con Pavlovsky en España y periódicamente como profesores invitados en Londres y Gotemburgo, donde yo continué trabajando muchos años al igual que en París VII. Británicos, suecos y franceses que tuvieron contacto también en los congresos de I.A.G.P. o de Madrid con muchos colegas de la S.E.P.T.G.
El 9 de diciembre de 1979 antes de volver a la Argentina (al igual que Susana Evans y Tato Pavlovsky) a Pacho se le ocurrió la feliz idea de organizar una jornada de discusión en su casa, para iniciar un debate entre grupalistas de diversas corrientes. Estos trabajos fueron “El Análisis Didáctico Grupal” por Hernán Kesselman y Eduardo Pavlovsky, “Psicoanálisis Grupal y Psicodrama Freudiano” (Psicoanálisis Freudiano Grupal) Pacho O’ Donnell, “La Terapia Gestalt” por Francisco Peñarrubia, “El Psicodrama Triádico” por Pablo Población, “La Tarea Terapéutica” por Nicolás Caparrós (quien no pudo concurrir pero envió su trabajo) y “El Psicoanálisis, Psicoanalistas y Psicoterapias Grupales” por Juan Campos Avillar, trabajos que fueron debatidos y grabados por Serraller y que yo compilaría un año más tarde para que lo publicara Editorial Fundamentos. En este debate conocí a Juan Campos y nuestra mutua consonancia y resonancia fue “a primera escucha”. Tanto que la seguimos con nuestras mujeres, Susy y Hanne, y se inició una relación de amistad entre los cuatro que fue fundamental para todos nosotros, estábamos entusiasmados. Lo grupal fue la alfombra mágica que tejimos juntos mezclando hilos de distintos colores, en una fraternidad nómade que nos llevó a sobrevolar ciudades, países, continentes, navidades, cumpleaños, congresos, jornadas y symposiums. Y cualquier excusa noble que nos permitiese regar esa plantita que creció entre las grietas del asfalto de la autopista de una vida otoñal que por esta amistad se hizo primavera. Ellos fueron y son para mis hijos, sus “tíos Hanne y Juan”. Tato se iba y Papa Noel nos traía otros gemelos como él, tan fanáticos en el análisis grupal, que nos maravillaban.
Con Juan Campos desarrollamos una cocina autogestiva (que él graciosamente llamaba “El Caldero”) con un menú para nutrirnos mutuamente, él de Pichón y yo de Foulkes. Con Hanne Campos, realizamos los tres, y en colaboración con otros (José María Ayerra, sobre todo) talleres que se hicieron en la Cátedra de José Guimón, para el desarrollo del Grupoanálisis en el País Vasco, con la dirección de Malcom Pines. Taller en el que me aceptaron como observador pichoniano del laboratorio grupoanalítico (y que compartí con Diego Luna). Por la generosidad de los Campos conecté con Malcom Pines (mi grupoanalista), con la Group Analytic Society, con Elisabeth Foulkes y su grupo, en especial con Mario Marrone y Angela Molnos. Con ellos fuimos a Copenhague al Congreso Internacional de la I.A.G.P. y rentamos una casona, que poblaron nuestros colegas españoles, argentinos y suecos, para compartir vivienda y reuniones de trabajo. En ese lugar que bautizamos “La Housina”, con ellos pergeñamos y desarrollamos junto a otros colegas (Oscar Strada, Agustín Genovés, Alba Gasparino, Elina Weschler, Guillermo Kozameh y Edgardo Gilli, entre otros) la fundación del grupo Convergencia Analítica Internacional. Un grupo de estudios y reflexión, como alternativa extrainstitucional y heterogénea (en sus edades, experiencias y su procedencia de formación psicoanalítica) para convocar jornadas de discusión e interrogación, con la intención de contribuir a un Psicoanálisis cada vez más abierto. Invitamos al Dr. Fabrizio Napolitani para que viniera, de Roma a Madrid, a coordinarnos grupoanalíticamente en una jornada de trabajo cuya tarea era: la autointerrogación de nuestro grupo fundador.
Juan Campos viajaba a Madrid para continuar nuestro enseñaje mutuo y se nos ocurrió ¿por qué no compartir el mestizaje con mis discípulos en grupo e investigar lo producido por el grupo? Así fundamos el G.A.O. (Grupo Análisis Operativo) y la Sociedad Española (S.E.G.A.O.), experiencia grupal de diez jornadas intensivas transdisciplinarias con el objetivo de formar conductores grupoanalistas operativos, interesados en superar el obstáculo epistemológico con el cual se tropieza en el doble paso que va del Psicoanálisis a la Psicología Social, y en el que alternamos grupos de experiencia con conducción alternativa, seminarios didácticos, almuerzos de trabajo y supervisiones clínicas. Así desarrollamos el Método C.D.R. (Coincidencias y Consonancias, Disidencias y Diferencias, Resonancias y Resultancias) para la construcción de una epistemología Con/Divergente que integra las ideas de Foulkes, Pichón Rivière y el Psicodrama Analítico, tomando como eje el concepto de Resonancia y conectando los conceptos de Proyección/Introyección con el de Transpersonalidad. Y escribimos el comienzo de un libro “con ánimo de entendernos” con el título de “G.A.O.: Foulkes-Pichón Rivière, un diálogo pendiente, un diálogo para un cambio”, cuyo prólogo fue redactado por Juan Campos, a partir de un diálogo nuestro (fue publicado en “Temas de Psicología Social Nº 7. Ediciones Cinco, Bs. As. agosto de 1986). Y yo, redacté el primer capítulo: “El Método C.D.R.: en el análisis del trípode conceptual de Foulkes y Pichón Rivière” (publicado en “Temas Grupales por Autores Argentinos”. Ediciones Cinco, Bs. As. 1987).
Habíamos presentado en Copenhague estas ideas reuniendo a las vuidas de Foulkes, Elisabeth, y de Pichón Rivière, Ana Quiroga, junto a los grupoanalistas y coordinadores de grupos operativos que se reunían en esos congresos (y que hemos grabado) esa novedad se continuó en Zagreb, donde Juan y yo represantábamos a España en el Board of Directors de la I.A.G.P. y donde organizamos mesas redondas, sobre los temas ya mencionados.
Mi regreso desexiliar a la Argentina, en diciembre de 1986, interrumpió la continuidad de esta tarea conjunta. El libro había quedado inacabado pero el prólogo y el Método C.D.R. siguieron circulando por otros grupos: en mi Centro de Psicoterapia Operativa de Buenos Aires y en Grup D’Analisi de Barcelona, que conducen Juan y Hanne. Sueño con que terminemos de publicarlo, cuando me despierte y aprenda a manejar la computadora. Juan ya figura en el libro Guiness por estimularme a cada momento y de cualquier manera, para que lo hagamos. Susy ya está frita de oficiar de intérprete cibernética entre nosotros y Hanne terminó por regalarle a Juan -para su 38º aniversario de casados en el que, naturalmente, me incluía a mí- un amoroso presente de fichero en el que ha revisado, sintetizado y clasificado los archivos de uno de los affaires más largos que nunca le ha permitido: el G.A.O. – G.A.O. Fichas que me han animado para, por lo menos, coger mi respectiva montaña de cintas grabadas y carpetas ya descoloridas.

OCTAVO SYMPOSIUM DE LA S.E.P.T.G. EN MALLORCA

El relato de Susy, me consuena y sólo agregaría el dato de que Marie Langer, Emilio Rodrigué y yo, fuimos invitados especiales de la S.E.P.T.G. para conducir el jueves a la tarde un taller: “Integración de las Técnicas Activas y el Psicoanálisis Grupal” y como ya veníamos embalados y exhaustos de Madrid, donde habíamos trabajado juntos en una jornada para psicoterapeutas, que se llamó “Psicoanalizando al Psicoanálisis” en el que la interrogación se realizá a través del psicodrama, que condujimos con Emilio y de una lectura psicoanalítica que realizó Marie Langer. Esa noche madrileña, Mimi estaba triste. Triste por ella, por nosotros y por los otros. Y junto con Emilio le prometimos que en Mallorca la íbamos a llevar a tomar sol y practicar uno de sus deportes favoritos, la natación y que le levantaríamos el ánimo. En el taller de Mallorca, Emilio y yo que veníamos dispuestos a generar animación contagiamos a los participantes pero no demasiado a Mimi. Así que al otro día, nos fuimos a la playa a nadar y por la tarde, la llevamos a conocer Valdemosa y Estellench, en la comunidad donde viven Susana Volosín, Juan -su compañero- y Miguel -el sacerdote pintor humilde. El ánimo de todos nosotros resplandeció cuando Mimi volvió a sonreír, en el contacto con el agua, y con el pan, el aceite y el vino compartido con nuestros amigos, sentados en el césped. Estábamos vivitos y coleando, lo cual no era poco. Pero nos dimos cuenta al volver al Symposium, que habíamos estado poco corteses con quienes nos habían invitado, que se habían quedado amarrados entre las paredes y los techos de la abadía, trabajando y debatiendo sobre los problemas de la Salud Mental en España. Creo que así, sin quererlo, fuimos aquellos que dimos material para proponer futuros symposiums aislados de las bellezas turísticas circundantes a la sede; y que en el IX Symposium, haya circulado un papel en tono humorístico, con una sugerencia “para hacer novillos, informando de lugares interesantes para visitar en la bonita ciudad”.
Con Emilio Rodrigué seguimos trabajando periódicamente en España y ahora en Bahía (Brasil) o en Buenos Aires.
A Marie Langer la convoqué en 1984, para que viniera desde México a comunicar sus experiencias en Nicaragua para los grupos de mi Escuela de Pichón de Madrid y para realizar una presentación de su conferencia el 17 de septiembre: “Nicaragua-Salud Mental y Psicoanálisis”. Esa conferencia junto con “Psicoanálisis y Mujer” y “La Identidad Femenina”, las desgrabé, corregí y compilé (con el título de “Conferencias de Marie Langer”) a pedido de Marisa Rodriguez, coordinadora de la Fundación Pablo Iglesias, que la invitó por mi intermedio, y que patrocinó el encuentro junto con el Instituto de la Mujer del Ministerio de Cultura (Carlota Bustelo), dicho libro de conferencias fue editado luego de su partida, y hoy puede ser consultado en España.

XIII SYMPOSIUM DE LA S.E.P.T.G. EN MADRID 1985

Aquí estaban muchos de los colegas de la S.E.P.T.G. que había ido conociendo, desde los compañeros de Miraflores hasta Javier Urbano y Frnacisco Muñoz que me convocaron para que, auxiliado por Mari Luz Rubí Cid, los condujera en reuniones de reflexión institucional y técnicas activas, psicodramáticas y lúdicas para llevarlas a cabo en el Centro de Salud Nº 1 de Chamberí, que tanto llegué a querer. Aún recuerdo la tristeza que nos causó más tarde la muerte de Javier.
Fue, en mi opinión, un Symposium muy bueno, con mucha interacción, con mucho intercambio. Yo presenté un trabajo junto al Staff de mi escuela de Madrid: “El Enseñaje Grupal en la Escuela Española de Psicología Social, Dr. Enrique Pichón Rivière” y en el que participaron con entusiasmo muchos integrantes. Fue el último Symposium en el que participamos Susy y yo en España.
A mediados de diciembre ‘86 cuando llegué a Buenos Aires, me recibieron Mimi Langer (con la salud cada vez más quebrantada pero siempre con esa mezcla misteriosa de joven dama digna, aleación entre la solidez del acero y la suavidad del terciopelo) y Tato Pavlovsky que organizaron, rentando el teatro El Hangar, una convocatoria para darme la bienvenida con mis antiguos amigos, discípulos, colegas y familiares, en ese acto presentamos el Nº 4 de la Revista Lo Grupal, que con Bauleo, Baremblitt, De Brasi y otros habíamos fundado años antes. Y ahora la S.E.P.T.G. es una nostalgia abierta en mí como su historia. Siempre creí que era un exiliado nostálgico y por ella supe que fui, soy y seré un nostálgico exiliado. Chan-Chan.

Veinticinco años de la SETPG, una historia abierta
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