Para qué moverse…

Un acercamiento a un marco conceptual teórico sobre el beneficio de la actividad física, lo colectivo y su importancia como herramienta recursiva en la Clínica Psicopatológica Actual.

-Dado el escaso tiempo que tiene cada ponencia tratare de hacer hincapié hoy en algunos aspectos sobre la dimensión grupa en tanto fuerza de lo colectivo…

(…nadie sabe de lo que un cuerpo es capaz…Michel Foucault)

En principio quisiera rescatar -refrescando algunos detalles- la presentación efectuada en anteriores reuniones de congreso. Junto al Lic. Martín Kesselman– miembro fundador de este Capitulo- decidimos acompañarnos a experimentar –accionando por ensayo y error- el esquema del juego en base a la fuerte referencia futbolística de nuestro imaginario argentino. Propusimos simplemente jugar al fútbol como un posibilitador de lo grupal. Convocamos a nuestros pacientes adolescentes varones, desde 12 años en adelante- hasta 25-, en tratamiento psicoterapéutico en consulta privada e individual. Mas adelante ampliamos la convocatoria a sus padres y a sus amigos significativos. Se les propuso jugar planteando desde el comienzo un espacio lúdico reglado en cuanto a convivencia y competencia mínima La tarea en si ejercería el liderazgo, principalmente apuntar a divertirnos –pasarla bien y abrir nuevas posibilidades saludables: Formar equipos, intercambiar impresiones y relacionarse con otros: observar reglas básicas y correr como se pudiese tras el balón de cuero mas allá de las habilidades y torpezas…que el juego se desarrollase con la coordinación y participación directa de nosotros favoreciendo la relación horizontal.
Desde el año 1994 y hasta finales de 2004 han pasado por las filas de este club lúdico imaginario más de 100 chicos: Casi siempre tuvimos un muy buen recibimiento de la propuesta y un fuerte apoyo y sostenimiento desde ellos, sus padres, docentes, amigos, etc. y no dejaba de sorprendernos la notoria empatia que se gesto y produce aun hoy en el recuerdo de quienes han pasado por esta experiencia.
Con el paso del tiempo observamos como se fueron moviendo y diluyendo las rigideces vinculares fantasmáticas -favoreciendo transferencia positiva intragrupal- y como se acortaron las distancias vinculares. Sobre todo destacar que efectuamos mínimas intervenciones en o a posteriori de los encuentros –siempre que lo considerásemos pertinente y desde la espontaneidad que provoca la “calentura” del partido Aportamos mucho mas desde el juego en si, que desde la singularidad patológica “intelectualizada y discursiva dura” de la que fuimos logrando fugar. Notamos que no hacia falta hablar demasiado, tal vez algún señalamiento en particular luego del evento en alguna sesión posterior. Prácticamente no registramos episodios violentos, agresiones, molestias y hasta podría decir como modalidades vinculares tóxicas observables antes de la participación –reitero- se fueron diluyendo generando acercamiento, confianza, compañerismo – ¿Acaso devino mística en tanto favorecedor de cohesión grupal y nueva identidad referencial posible…?

Lamentamos que algunos chicos no llegaron a “animarse” a asistir a dicho dispositivo Notamos como el proceso de salud con ellos tardaba más tiempo y hasta se “agotaba” antes de concluir… mas se convirtieron sin proponérnoslo en grupo de contraste a los efectos de investigación de la mensurable efectividad de la técnica aplicada.

La pregunta que nos hacíamos antes de tomar esta temeraria decisión fue como lograr aplicar la posibilidad recursiva que nos brinda lo grupal. Ante esto tratamos muchas veces de proponer y lograr la posibilidad del típico grupo de personas en situación de dispositivo grupal tradicional: es decir personas que se juntan en lugar y hora definidos y con una coordinación teniendo como tarea la posibilidad en el ínter juego de lograr una mejoría en aspectos sus padecimientos por despliegue discursivo. Dijimos a partir de nuestra experiencia que pudimos pensar un modelo metafórico donde la tradicional caja de juego “se desacartona”, se abre para permitir que los juguetes -tradicionales de las sesiones individuales- tomen vida produciendo acción como red que deviene maquina de guerra (Deleuze y Guattari) y dicha caja permita espacio lúdico por participación colectiva. -La acción de jugar entre varios posibilita la apertura, el despliegue de afecciones plegadas y la fuga a las pasiones alegres-. Por eso retomamos como coordinadores y terapeutas la concepción de D. Winnicott cuando nos señala que: “…la psicoterapia se dará en la superposición de dos zonas de juego: la del paciente y la del terapeuta. Estará relacionada con dos personas que juegan juntas. El corolario de ello es que cuando el juego no es posible, la labor del terapeuta se orienta a llevar al paciente, de un estado en que no puede jugar a uno en que le es posible hacerlo.”

…Se piensa desde hace tiempo con preocupación que se presentan demasiadas dificultades para trabajar con nuevas modalidades familiares y para sostener la escena educativa bajo las formas escolares tradicionales. Los nuevos modos de presentación de niños y jóvenes; las modificaciones en los vínculos intergeneracionales y educativos; las toxicomanías, las nuevas sexualidades, impulsividades y apatías; la judicialización y patologización de problemas educativos, requieren transformar las perplejidades y los padecimientos y crear novedosas estrategias de acción terapéutica y preventiva… (una opinión generalizada de educadores)

En un principio nuestro entrenamiento en Abordajes Grupales, Psicodrama Tradicional, los fundantes aportes Psicoanalíticos, las Técnicas Operativas como así también aprovechar la posibilidad recursiva de investigar por despliegue que nos propone la Multiplicación Dramática (H. Kesselman y E. Pavlovsky) nos acompañaron mucho. Probamos –en los comienzos- con pequeñas reuniones, inventándonos campos de juego en el espacio dramático con los que contábamos en nuestro derrotero como terapeutas: pisos de parquet, carpetas de alfombra, terrazas con protección, almohadones, mini arcos, pelotas de fieltro, de plástico y hasta que –por fin- nos atrevimos a la de cuero y a salir a la cancha. Antes provocamos múltiples intentos de reunión y de apertura lúdica: dramatizaciones, utilización de objetos, etc. Luego descubrimos que los chicos, en este pasaje tormentoso de sus vidas, necesitaban jugar -si, de nuevo– intentar recuperar la posibilidad de juego y aggiornarlo. Tal vez jugar para elaborar más de otra manera que como lo harían cuando niños. Entonces fuimos testigos de como -la caja de juego que habitualmente se utiliza con niños- para estos jóvenes se abre, comenzando a romperse por los bordes. Se nos impuso como acción: “se desacantonaba” desplegando y produciendo espontaneidad y creatividad: nueva forma. Donde antes encontramos juguetes y retazos de ellos, lápices de color, papeles blancos y glaseé, ahora hallamos cuerpos vitales: ellos… y nosotros.

Para introducir la destacable tarea social psicoterapéutica de mis compañeros de mesa co-fundadores del Capitulo tomare el concepto de APEGO: según Pia Vernengo -de la Escuela de Psicoterapia para Graduados- John Bowlby dirá que “ la salud estará relacionada con la capacidad del individuo de reconocer figuras adecuadas para darle una base segura, y su capacidad para colaborar en el establecimiento de una relación mutuamente gratificante….Para Bowlby, los patrones de apego se mantienen a lo largo del tiempo, es decir que los “modelos de funcionamiento interno” del self y de los otros proveen prototipos para todas las relaciones ulteriores, siendo relativamente estables a lo largo del ciclo vital.
Definiremos el apego como toda conducta por la cual un individuo mantiene o busca proximidad con otra persona considerada como más fuerte. Se caracterizara también por la tendencia a utilizar al cuidador principal como una base segura, desde la cual explorar los entornos desconocidos, y hacia la cual retornar como refugio en momentos de alarma. La teoría incluye conceptos del psicoanálisis, tal como el de medio ambiente facilitador de Winnicott. También Bowlby ha tomado en cuenta e incorporados conceptos de la psicología cognitiva; en el sentido que el individuo desarrolla dentro de sí modelos prácticos que representan rasgos del mundo y de sí mismo. Este autor busco así diferenciarse de conceptos tales como “objeto interiorizado”, al que consideraba ambiguo. Sostuvo que la modalidad de apego influye tanto en la forma de vincularse, como en los tipos de pensamientos, sentimientos y recuerdos.
La amenaza de pérdida despertaría ansiedad, y la pérdida en si ocasionaría pena, tristeza, rabia e ira. El mantenimiento de estos vínculos de apego es considerado como una fuente de seguridad que facilite tolerar esos sentimientos. El apego es claramente observable en la preocupación intensa que los niños pequeños muestran, con respecto a la localización exacta de las figuras parentales, cuando se encuentran en entornos poco familiares.
Podremos agregar sobre este autor -mas allá de las criticas que ha recibido desde el Psicoanálisis por su tendencia evolucionista- que: señala que las funciones del psicoterapeuta serán lograr con su intervención:
– Proporcionar una base segura a partir de la cual el paciente pueda explorarse a sí mismo y sus relaciones. Es decir, establecer un vínculo confiable.
– Realizar con el paciente las exploraciones sobre sus relaciones interpersonales.
– Señalar la manera en que éste tiende a “construir” sus sentimientos, sus expectativas en los vínculos, predicciones y consecuencias de las mismas.- Relacionar sus modos de vincularse, incluso con el terapeuta, con experiencia de la vida real que tuvo con figuras de apego, y así arrojar comprensión sobre sus relaciones actuales.
– y que en la práctica, todas estas acciones se realizan simultáneamente.

El vínculo terapeuta-paciente, como confiable, tiene un papel central en el proceso terapéutico.
Bowlby considera que la actitud empática del terapeuta puede producir modificaciones en los Modelos de Funcionamiento Interno. El objetivo central será ayudar a revisar al paciente los modelos representacionales de sí mismo y de sus figuras de apego, los cuales rigen actualmente sus percepciones, predicciones y actos (lo fantasmático agrego por mi cuenta en tanto funcionalidad dramática interna ya que esto es concordante con gran parte de los objetivos terapéuticos psicoanalíticos y desde la Psicoterapia Operativa (Hernán Kesselman). Se puede decir entonces que, en cierta forma, analizar los patrones de apego va ligado a un análisis profundo de la transferencia y lo contratransferencial, ya que estos modelos o configuraciones se reflejarán en ésta. (Un tema a seguir revisando…)
Intentando aportar algo mas quisiese destacar un aspecto que considero fundamental: Lo Grupal y no tanto los grupos aislados sino Lo Colectivo como maquinaria de producción de salud mas allá de la concepción tradicional de producción de masa.
Decimos que el contexto del Social Histórico y lo institucional se hace texto insistiendo en los pliegues de las instituciones desde el ensombrecido padecimiento de las sociedades tantas veces subsumidas a los aspectos autoritarios de los poderes de turno que habitan la Gran Política Estadual y orgánica tanto de nuestro territorio como el de otros países. Régimen de afectaciones que va produciendo subjetividad (Castoriadis) sobre las formas de accionar y pensar en las familias como en otras instituciones de referencia fundantes: colegios, fábricas, empresas comerciales, instituciones educativas secundarias, terciarias, facultades, etc. . Estos efectos podemos observarlos en producciones sobre las singularidades -texto de un contexto mucho mayor- y la producción de nuevas patologías (la única enfermedad será la tristeza recordando a Pichón Rivière). Tal vez para comenzar a comprender y accionar preventivamente sobre “las toxinas” que acechan y terminan produciendo –y reproduciendo- en muchos de nuestros jóvenes patologías del acto, en tanto adicciones, conductas seudo delincuenciales, estados depresivos, fobias, etc. una lista interminable…Jóvenes demasiado tristes?

Quisiese destacar desde la experiencia en varios campos proponiendo el funcionamiento colectivo como potenciador de la empatia tanto negativa y destructiva como positiva en tanto vital y liberadora, también de resiliencia y de aspectos muy destacables sobre prevención.
Mucho de la tarea que relato en nuestra experiencia – y que desarrollaran mis compañeros de mesa Darío Mendelsohn y Jorge Rocco- esta “probada” como prevención y terapéutica a estados tóxicos emocionales. Acompañan como herramienta a la fundamental psicoterapia tanto bi personal como multipersonal o grupal. Se apuntalara la posibilidad de discriminación singular dentro de los aspectos asfixiantes de la subjetividad que producen los atravesamientos institucionales, sociales, históricos, económicos, deseantes: fortalecimiento saludable ante la corruptela diaria, los vicios de funcionamiento, la falta de regulación, el atropello del poder cuando se torna aplanador de los deseos y los anhelos que no solo –remarco- atraviesa la política estadual sino el accionar diario de todos nosotros. Ese fenómeno de contagio dado -como señala Spinoza y retomaran Deleuze y Guattari- por el régimen de afecciones y afectaciones entre personas y cosas.

Por supuesto no quisiese dejar de nombrar en esta introducción la gran tarea “subversiva” de aquel gigantesco psiquiatra y psicoanalista operativo llamado Enrique Pichon Rivière que fue tal vez el primero que entrevió que había que jugar y colectivizar para recuperar la espontaneidad y la creatividad dormidas. Este medico y analista genial recordemos proponía juego colectivos y utilizaba al fútbol tomando al balón como intermediario simbólico de una dramática a desarrollar y sanear permitiendo el desarrollo y desentumecimiento de los roles estereotipados y la posterior toma de conciencia para lograr su modificación en pos de la salud mental y por tanto fìsica.

No queremos hacer tanto hincapié en “vender” una formula infalible desde la tarea del Capitulo sobre el alto rendimiento deportivo. No es donde insistimos ya que si bien sabemos que la favorece no queremos alimentar la paradoja mercantil vacía donde ya no valdría la pena competir si todos salen ganadores…no dan las proporciones matemáticas entre otras cuestiones. Apuntamos a la difusión y repertorización del movimiento –acto deportivo- como favorecedor de la Salud tanto fisiológica como mental.

Hay mucho por decir mas en este momento los tiempos acotados de una exposición no ayudan. Quiero señalar que este tema lo consideramos central, queda abierto y continua siendo material de investigación y desarrollo permanente.

Muchas Gracias a todos.

(NOTA: La dimensión colectiva y su avatar esta siendo estudiada, investigada y desarrollada por la Cátedra de Teoría y Técnica de Grupos de la Facultad de Psicología de la Universidad. De Buenos Aires cuya titular es la Doctora en Psicología Ana Maria Fernández, cátedra donde me desempeño en docencia e investigación).

Claudio Goscilo, abril de 2008
Secretario Científico y co fundador del Capitulo Salud Mental y Deportes en la Asociación de Psiquiatras Argentinos-APSA-. Docente Regular ATP de Teoría y Técnica de Grupos, Cátedra 1 de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.-Ponencia efectuada en el Simposio Nacional “Interaccion entre la salud mental y el acto deportivo” del 24º Congreso Argentino de Psiquiatría: “Revaporización de la Clínica. La interdisciplina y la Terapéutica”. Mar del Plata, 17 al 20 de abril de 2008.

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