En las clases anteriores hemos dejado caracterizadas las Superficies de Producción, de Registro Control y de Consumo-Consumación.

Hemos explicado cómo estas superficies son inmanentes entre sí y abarcan todo lo que puede ser incluido en la Realidad.

En las diversas superficies transcurren diferentes Procesos, o sea, el andar o movimiento propio de cada uno de ellas.
Los diferentes Procesos también son inmanentes entre sí, de manera que, en el nivel de algunos de sus efectos circunscriptos, lo que se puede detectar es el predominio de uno sobre otro de los Procesos y sus respectivas peculiaridades.

En la Superficie de Producción, se da un funcionamiento que es propio del llamado Proceso Productivo-Deseante. Los “elementos” que están en juego en ese proceso, como ya es sabido, son las Máquinas Deseantes y el Cuerpo sin Órganos. El Proceso Productivo-Deseante corresponde a una dimensión que Deleuze y Guattari llaman Molecular. En rigor, a nuestro modo de ver, el término Molecular no es exactamente el más apropiado, tal vez fuese mejor hablar de “Sub-atómico”, o “Particulario”. Ese Proceso reúne ciertas características que son propias del mundo de las partículas sub-atómicas (electrón, neutrino, neutrón, protón, etc.)

De todas formas, en esa dimensión se operan fenómenos que son completamente insólitos, tanto para la Macrofísica, como para el observador desconocido. Es sabido que, a esa escala es imposible determinar, al mismo tiempo, la posición y la velocidad de una partícula (principio de Indeterminación de Heisemberg) Es conocido que en esa dimensión se puede constatar la transformación entre masa material y energía, la existencia de “paquetes” de energía llamados “Cuantas”, la coexistencia e interconvertilidad de “corpúsculos” y de “ondas”,etc. También la experimentación con esos sub-microelementos permite afirmar que los mismos “se forman al mismo tiempo en que funcionan u operan” y que “carecen” de la especificidad que adquieren en los Conjuntos Molares de la Superficie de Registro-Control o de Consumo-Consumación. En este nivel Molecular, existen super-catalizadores (o sea, elementos tales como la llamada, en Biología Molecular, “Proteína Alostérica”) que es capaz de propiciar combinaciones entre elementos que no tienen, normalmente, afinidad química, de manera que esas uniones pueden producir sustancias superiores que son “químicamente imposibles”.
Otra característica sorprendente del Proceso Molecular es que, en los espacios en que éste se desarrolla, se puede dar un fenómeno local, que genere otro que le es correlativo a una considerable distancia, sin que se pueda determinar cuál es el vehículo o el sustrato conductor de esa influencia causal (acción a distancia) Por otra parte, las conexiones entre los mencionados “elementos” se realizan en todas las direcciones y de manera incesante, de forma tal que están produciendo infinitas novedades materiales sin interrupción.

Por su parte, el Proceso molar está regido por lo que se conoce en estadística como leyes de los Grandes Núcleos. Como son los Procesos propios de la Superficie de Registro-Control y de Consumo-Consumación, los “elementos” se agrupan para constituir las unidades ampliamente conocidas que constituyen las partes de los grandes conjuntos molares con sus respectivas especificidades (Naturales, Sociales, Subjetivas, Maquinales o Tecnológicas)
En este proceso rigen perfectamente las leyes de la causalidad y del determinismo (Causalidad Lineal, Monocausalidad, Policausalidad, Causalidad Circular, Interaccional, Factorial, Dialéctica, etc.) Esos conjuntos son totalizables, y reconocen límites bien circunscriptos. Los conjuntos pueden estar delimitados como Estratos, Sub-Estratos, Para-Estratos, territorios, etc. Como se ve, los términos usados son de origen Geológico y Etológico.

El andar del proceso Molar, en el nivel de cada una de las entidades circunscriptas de la Superficie de Registro-Control, nosotros lo hemos denominado Función. Las funciones son eminentemente reproductivas y antiproductivas, tanto como los funcionamientos moleculares son productivos.

Al funcionamiento de los Molecular, Deleuze y Guattari lo llaman Inconsciente (pensamos que como alegoría del Sistema Inconsciente del Aparato Psíquico, según el Psicoanálisis) Cada dispositivo que se puede montar como invención en la Realidad tiene un Inconsciente, dado por el proceso deseante-productivo molecular, que se produce a sí mismo, en la forma de un Ciclo en que sólo se repiten las diferencias.

Es decir, “cada Inconsciente” es diferente del otro. Lo que estudiamos como Cuerpo sin Órganos forma, en el nivel de las entidades predominantes de la Superficie de Registro-Control, un Cuerpo Pleno. Éste subyace a una entidad llamada Eminente, que varía en cada formación histórica de soberanía, la cual se apropia de todo el Deseo y de toda la producción de una Era o de una Época. En las Formaciones Primitivas era la Tierra; en las Imperiales, el Cuerpo Pleno del Emperador-Divino; en el Capitalismo es el Cuerpo Pleno del Capital Dinero. La entidad correspondiente al Cuerpo Lleno de cada Era propicia cierta producción de la Superficie de Producción y de ella se apropia; sin embargo, inhibe o destruye todas las otras que no puede detectar, clasificar e incorporar. Cuando predomina el funcionamiento sobre la función, o sea, la Superficie de Producción sobre la de Registro-Control, las entidades de la Superficie de Registro-Control se desterritorializan y desestratifican, dando lugar a la aparición de novedades como líneas de fuga y acontecimientos que, en suma, son emergencias de lo Nuevo Absoluto, que siempre tiene un carácter Revolucionario, sea cual fuere la particularidad que adquieran según el campo de lo Registrado en que surjan.

Brevemente nos referiremos a la Representación, diciendo que es el proceso por el cual una realidad considerada ausente se vuelve a presentar en otra, que supuestamente la sustituye. Buenos ejemplos de ese proceso están dados por cierta concepción del lenguaje hablado o escrito, así como de las Artes, que afirman que los sistemas semióticos o estéticos son formas de expresión de un sujeto o de representación de la realidad. Otro ejemplo son los sistemas políticos en que se supone que las bases o el “pueblo” participan en la conducción política a través de sus “representantes”, elegidos electoralmente o no. De ahí el término Democracias Representativas, que según podemos ver, no son auténticamente representativas de sus representados, sus deseos e intereses. Deleuze y Guattari forman parte de un grupo de pensadores que critican la idea de representación y son partidarios de pensar en términos de cómo cada entidad funciona y no lo que representa.

Este apunte pertenece al libro Introdução à Esquizoanálise. Editado por la Biblioteca del Instituto Félix Guattari, de Belo Horizonte, Brasil, 1998.
Traducción: Andrea Álvarez Contreras.
Buenos Aires, 26 de mayo de 2003.

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