Hablando del dúo Pavlovsky-Kesselman, dice Gregorio Baremblitt

Los dos comenzaron una fértil trayectoria que pronto cumplirá 4 décadas de trabajo incesante. Empleando principalmente el Psicodrama Analítico y la Psicología Social de Enrique Pichón Rivière, crearon el Psicodrama Analítico Operativo

Un párrafo aparte merece, ya de vuelta a Buenos Aires, la publicación, en colaboración con el brillante filósofo Juan Carlos De Brasi, de la Revista “Lo grupal“. Esta Revista que alcanzó una considerable continuidad y difusión en un amplio perímetro de habla hispana y portuguesa, fue, a mi entender, una contribución inapreciable a la bibliografía sobre el tema. Abierta a las contribuciones de autores muy heterogéneos, se organizó según una línea conductora institucionalista y crítica de altísimo nivel. Por esas épocas empieza lo que me parece una transición (de Pavlovsky y Kesselman), que sin dejar de tener continuidad con el cauce ético-teórico-técnico que les era característico, muestra una marcada innovación en el pensamiento y la práctica de nuestros autores. Me permitiré enunciarla empleando términos de ellos junto a otros de mi propia cosecha. Kesselman y Pavlovsky van asumiendo plenamente una decidida posición transdisciplinaria, pero también diría yo “trans-política”, “trans-estética” y autogestionaria. Afirman así, más sólidamente, la inclinación que siempre mostraron en libros como: “Espacios y Creatividad”, [ …] “La Obra Abierta de Umberto Eco y La Multiplicación Dramática”, para patentizarse en “Escenas y Multiplicidad” (en colaboración con J.C. De Brasi) en el sentido de una inmanencia y una transversalización entre la Actividad Clínica, la Formativo-Pedagógica, la Heurística, la Crítico-Política y la Estético-Creativa. Adoptan así una postura que yo he llamado “Eclecticismo Superior”. La lista de autores que reconocen como influyente es asombrosamente variada, pero en la misma llaman la atención la coexistencia de científicos de diversas ramas exactas, naturales y humanas, con literatos, dramaturgos y poetas, pintores y escultores, músicos, cineastas, filósofos y ensayistas, etc., etc.

Kesselman y Pavlovsky llaman, pintorescamente, a esta tesitura “Antropofagia“, pero tal vez se podría denominarle, Metabolesis, para expurgarla, exactamente de todo antropomorfismo y celebrar su etimología teatral.

Según creo, es visible la asunción por parte de los autores de la Producción como proceso esencial, valor supremo y, en suma : Utopía Activa de su emprendimiento. Tal proceso, si bien es deflagrado por el dispositivo montado a tal efecto, y norteado por la concepción teórica de los proponentes, es protagonizada activamente por los usuarios-participantes entre los cuales el “papel” del Coordinador tiende a diluirse, tornándose una tarea o mejor, un funcionamiento colectivo…

En la medida en que, además de en los eventos mencionados, acompañé como lector la producción teórica de Kesselman y Pavlovsky, y pude encontrarme varias veces con ellos, esa serie culminó en nuestro reciente congreso “La Ciudad Viviente” realizado este año en Belo Horizonte, y así se me hizo cada vez más notoria la creciente asunción por su parte, de las ideas del Esquizoanálisis de Deleuze y Guattari. Más allá de la alegría de constatar la coincidencia en la propuesta actual de estos amigos : “La Multiplicación Dramática”, con la corriente a la que he dedicado todos mis esfuerzos desde la década del setenta, es necesario puntualizar ciertas diferencias que hacen a la singularidad única e irrepetible, de la asimilación que ellos han echo del Esquizoanálisis.

Aunque nuestras historias personales, intelectuales y sociales hayan tenido muchos contenidos y trechos concretos estrictamente en común (por ejemplo la Escuela de Pichón Rivière, el Grupo Plataforma, la Coordinadora de Trabajadores de la Salud Mental, etc), creo que existe una diferencia interesante entre nosotros en el transcurso y la modalidad de acceso a las ideas de Deleuze y Guattari. Si mi aproximación se fue haciendo a través de un laborioso estudio teórico específico (y de iniciativas tanto organizacionales e institucionalistas, cuanto clínicas no demasiado audaces), el de Kesselman y Pavlovsky se fue procesando por medio de lecturas heterogéneas y de una práctica SENSIBLEMENTE influida por la vehemente vocación artística de estos autores : musical en Kesselman, y teatral en Pavlovsky…” (En Fragmento del libro “Esquizodrama” de Gregorio Baremblitt (en prensa) y de la conferencia pronunciada por el autor, en el Centro Cultural “Brasil-España”, en Belo Horizonte, agosto de 1997.)

Del libro de Hernán Kesselman, “La Psicoterapia Operativa” (dos volúmenes) I. “Crónicas de un psicoargonauta” y II. “El Goce Estético en el de Curar.”, Editorial Lumen-Hvmanitas, Buenos Aires 1999.

Hablando del dúo Pavlovsky-Kesselman, dice Gregorio Baremblitt
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