La Eutonía Vincular y Operativa

Las vicisitudes del encuentro entre las almas y los cuerpos que promueve la Eutonía y otras terapias corporales ejerce una acción tanto en quien la ejerce como en quien la recibe. Esta acción se produce también en las herramientas conceptuales y perceptuales del profesional, que deberá disponerse con flexibilidad a estos cambios.
Una eutonía vincular es una eutonía no centrada sólo en el alumno o paciente, sino en el vínculo que se genera entre el maestro/terapeuta y el alumno/paciente y en el juego de las afectaciones múltiples. Es allí donde encuentra su potencia.

El profesional que afecta, es afectado, el profesional que toca, es tocado. La afectación corporal mutua entre maestro/terapeuta y alumno/paciente es un fenómeno que no preexiste, sino que se va produciendo en el encuentro. Esta conciencia de la doble dirección del vínculo y de las mutuas afectaciones es la esencia del concepto de Contacto consciente en Eutonía y forma parte de la investigación corporal.

En este intercambio, el profesional va construyendo su instrumento que no es otro que la afinación del ojo, el oído, el tacto, la sensibilidad ósea, visceral, el tono. Este afinado le ayudará a elegir los recursos adecuados a la acción eutónica: tanto en trabajos terapéuticos individuales y grupales, como en trabajos ligados al proceso creador en distintas áreas.

Este profesional, que afina su cuerpo en el intercambio con otros cuerpos y se toma a sí mismo y al vínculo con otros cuerpos como objeto de estudio, está más expuesto a tener que interrogar sus certezas, que aquellos profesionales que consideran que el objeto de estudio esta fuera de ellos, en el cuerpo de los otros.

La interrogación de las certezas es un buen ejercicio, aunque a veces sea incómodo. Redondear, sintetizar, generalizar, apoyarse en los principios como normativas fijas, deja a la deriva flujos que no encuentran cauce: lo irracional, lo inexplicable, las emociones que irrumpen, que son un alimento para un profesional que lo apropie y lo haga operativo para su carta de navegación.
Para ello deberá animarse a navegar en la fértil tensión que suponen estas cuestiones: sin el temor a ser descalificado del cenáculo, en este caso: de “lo que es eutonía” y de “lo que no es eutonía”.
La eutonía se hará así un instrumento abierto a las formulaciones y podrá devenir. El profesional que la encarna deberá aprender a tolerar la incertidumbre de una disciplina, que al igual que otras prácticas corporales, precisa de esta apertura para seguir siendo.

En la práctica, los profesionales que no encuentran “todas” las respuestas en una disciplina y no se animan a interrogar los fundamentos de algunos principios, deambulan por varias disciplinas, produciendo más sumatoria que complejización de los recursos.
Es en la interrogación a los fundamentos, en la atención a lo que la ciencia excluye por su singularidad, por ser atípico, extraño, rico en desechos, por escapar a las clasificaciones, donde están las fuerzas subterráneas que hacen temblar las paredes del saber instituido y es posible la transformación del quehacer y del saber.

Por lo general, son los pacientes o alumnos, los que guiados por el entusiasmo de sus descubrimientos empujan a los maestros a seguir investigando síntomas y posturas y el maestro, si está abierto a este hecho, a pesar de sus temores disciplinarios, aprende y se contagia (contagio es contacto, contacto es agenciamiento) de su alumno en ese entusiasmo.

La Eutonía Vincular y Operativa
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