Resonancias a la conferencia de Emilio Rodrigué sobre Freud

¿Qué evoca el hombre de setenta años que es irrecuperable como el olvido?
¿Qué recuerda el hombre de setenta años, desesperado y calmo en la tierra del exilio?
¿Qué?
El hombre de setenta años sabe que un hombre de setenta años no grita, no llora, no pone queja en su palabra. El hombre de setenta años recuerda, para que el exilio sea menos atroz de lo que es.
Andrés Rivera ( Tierra de exilio)

Ese Freud de Rodrigué es como lo dice él, el hombre de las mil caras. Y Emilio se corporiza heterónimo en cada una de ellas, cuando se consagra como biógrafo de Freud y por tanto de sí mismo.
En los últimos años de mis investigaciones como psicodramatista analítico del campo escénico (bi o multicorporal, como diría Foulkes, para el Grupoanálisis) fui estimulado por la idea de que todos tenemos personajes posibles que pueden ser objetivados en las escenas mostrativas de la Multiplicación Dramática, técnica que desarrollamos con Pavlovsky a partir de los ’70, como respuesta aperturista a las certezas cerradas en las interpretaciones del psicodramatismo y del psicoanalismo (personajes disponibles, es decir, disposibles para salir a escena si la máquina de producción de sentidos en la escena los convoca)
Fernando Pessoa, el poeta portugués que había leído en mi adolescencia pero que se me reactualizó en toda la potencialidad de su característica fundamental como escritor: la heteronimia. Heterónimo fue el término elegido por Pessoa para designar a distintos personajes, biografías, estilos con los que fue enmascarando su ortónimo (su propio nombre). Para “otrarse”, hacerse otro, desde esa capacidad histeroneurasténica que él mismo decía que tenía. Y lo hace para diferenciarlo de la palabra “seudónimo” que sería el firmar con otro/s nombre/s para no ser reconocido como la misma persona, que usan algunos autores.

INSERT NOTA 1
Siguiendo a Pichón Riviére intenté explorar desde los años ’60, la psicología y la psicopatología vincular. Por lo cual profundicé la clínica de los tres núcleos básicos de la personalidad: el esquizo, el melanco y el confuso. Aptos para diagnósticos y tratamientos que no sólo incluyeran el polo de los asistidos (pacientes, alumnos) sino también el de lo personal de los psicoanalistas y coordinadores de grupo. De allí nace nuestro interés en explorar las escenas temidas y en el camino de la multiplicación dramática abierta, en oposición al reduccionismo de las interpretaciones que cerraban. Y así lo desarrollé tanto con amigos, colegas, pacientes, familiares, etc… Tanto en la Argentina como en Europa, sobre todo con el Equipo de Nicolás Caparrós en España.
No obstante la aparición de variaciones sinfónicas en el campo de la psicopatología vincular, sentía que debía realizar un rodeo para su revisión.
Durante el camino me nutrí con alimentos provenientes del arte, la filosofía y la literatura.

INSERT NOTA 2
Así nuestro encuentro con Deleuze y Guattari y el “Tropicalismo Brasileño”, donde los alimentos que se devoran pueden ser múltiples y heterogéneos para ser desovados en herramientas psicológicas operativas. Emilio ha sido y es (como Pichón) un gran adelantado en la antropofagia cultural (término adoptado por el surrealismo brasileño) para el campo de las ciencias y de las artes. Nuestro psicoanálisis fue derivando en una concepción inconsciente para ser producido en el despliegue rizomático entre los cuerpos. Y para ello tuvimos que ir experimentando, desintegrando y reconstruyendo conceptos psicoanalíticos clásicos e inventando los que aún no existían.
Emilio fue maestro estimulante en estos caminos, desde sus incursiones en las técnicas corporales, pasando por el bio-feedback, la gestalt y el psicodrama. Pero en él su ser psicoanalista no fue alterado en esencia por ninguno de estos estares, tal como él lo reconoce.
En este caso, 25 años después, jugando con los heterónimos. Deleuze y Guattari, son la presencia fértil de Pessoa en la obra filosófica (¿Qué es la Filosofía?) y les inspiran la concepción de “personajes conceptuales”: “El personaje conceptual no es el representante del filósofo, es incluso su contrario. Los personajes conceptuales son los ‘heterónimos’ del filósofo, y el nombre del filósofo, el mero seudónimo de sus personajes”. Ellos hablan también de “figuras estéticas” que, a diferencia de los personajes conceptuales (potencia de conceptos) son potencias de afectos y perceptos.
En cuanto a su estar biógrafo de Freud, si Melanie Klein se tomó en serio el juego de los niños, Emilio se toma rigurosamente en broma el juego de los biógrafos.
Biógrafo de Freud, heterónimo que desarrolló luego de seis años de incubación. Además, tiene el encanto de describirlo (real o hipotético) con la seriedad de un erudito de biblioteca y la picardía de un intrigante comentarista de las estrellas de la farándula.
Fue el Jasón de nuestro Argos psicoanalítico y el más coherente entre todos los psicoargonautas para llevar la teoría a la práctica en la forma de vivir hasta sus últimas consecuencias.
Renunció a las mieles del poder cuando se avecinaba su coronación jerárquica en la I.P.A. y se comprometió política y socialmente con Plataforma. La coherencia fue también ser el sedentario más nómade de todos nosotros. Un nomadismo geográfico, político, deportivo, marital y musical, entre otros.
Coherente en su autismo expansivo que le permite, incluso seguir su lucha como francotirador desde Bahía.

INSERT NOTA 3
En su último libro, “El libro de las separaciones” Emilio relata una experiencia temprana con su madre, cuando recoge una torcaza muerta y le pregunta a su madre: “¿qué es lo que tiene?”. Y cuando su madre le dice que se murió, descubrió que su madre tan adorada no lo protegía de la inmortalidad. La muerte rompió el hechizo y de ahí parte su primera separación: había perdido la inmortalidad.
Hace ya un par de años, en el Aula-Taller de Multiplicación Dramática del Centro que dirijo, Emilio nos ofreció este cuento, “El cuento de la torcaza muerta” para que lo utilizáramos como escena mostrativa para multiplicar y del que grabé un video: “La Multiplicación Dramática de una Escena Temida de Emilio Rodrigué”. Recuerdo que cuando le pedimos dos heterónimos o disposibles que lo acompañaran fantasmáticamente para corporizarlos en esta escena, eligió dos que pudieran interactuar entre sí. Paul Muni en su representación de Pasteur y Marlon Brando. La escena madre-hijo, se pobló de interacciones entre el investigador a ultranza y el actor inigualable: ¿resonancias espectrales y tartamudeantes de Rodrigué capturado entre el Ideal de Yo y el Yo Ideal?

Como Freud, su nacimiento onírico psicoanalítico, es durante la vigilia en que se da cuenta de que la impiedad, en forma de su madre que le dice que el pájaro que encontró está muerto, inaugura la desilusión y un deseo inagotable. Por eso esa pasión por vivirlo todo, a diferencia de Pessoa, por no ser un pájaro muerto que sueña que vive. Y aquí desarrolla otro heterónimo de Freud, intuido en la sensualidad del gran maestro, aquella que le impide posponer lo que desea, para más adelante. Punto de conexión con el Freud de los últimos años en su encuentro con lo inevitable.
Define la Primera Tentación de Freud con la joven Gisella Fluss en Freiburg y me hace pensar que el heterónimo que nace en Freud en ese momento es el joven entomológo que seguirá a Gradiva por el mundo en un nomadismo cuya brújula son las escenas del sueño. El andar de la Gradiva, objeto fetiche del deseo y al mismo tiempo motor de un nomadismo perenne que Freud reprimió en la acción y que Emilio cristalizó en su andar Ulises por el mundo para retornar a su Itaca psicoanalítica.

INSERT NOTA 4
Recuerdo Una noche en que deviniste heterónimo Sabio Junior y que escribí en mi prólogo a tu libro “La Lección de Ondina”.
Sucedió en la casa de Chamaco, tu sobrino, el día que celebrábamos creo que tu medio siglo de vida. Estaban tus allegados festejándote: los miembros de La Casona, Fernando, Mimi y varios de Plataforma.
Otro recuerdo que conecta con tu temor a la muerte y mi fobia a las palomas, cuando me llevaron con Armando a cruzar la Piazza del Duomo de Milán, para “transitar la fobia en compañía calificada” y como juego paradojal nos propusiste que fuéramos al Duomo a ver los vitrales de la Pasión…
Otro recuerdo tiene que ver con la polémica que instalaste en la A.P.A. con tu apertura Ericssoniana en el juego con el niño, justamente vos que habías hecho todo en Londres con Melanie Klein y Paula Hayman y fuiste un adelantado en el ¿Y por qué no? de tirarte a abrir todas las posibilidades diferentes de la ortodoxia psicoanalítica que dominaban en esas épocas.

La Gradiva, Norbert Hanold (el arqueólogo) y Zoé Bergang (la que brilla por su paso)
Wilhelm Jensen y Gradiva (la que avanza)
La MD entre el arte y la psicoterapia (antropofagia)

Tesis: Los sueños inventados por escritores pueden interpretarse de la misma manera que los sueños reales.
“El relato oculta una verdad: que los procesos inconscientes y la actividad creadora con análogos” De modo que en el punto de partida, el ensayo de Gradiva no constituye un ejercicio de aplicación rudimentaria del psicoanálisis a un material literario, sino el intento de hacer progresar esa disciplina mediante el estudio de los procesos de la creación artística (la Multiplicación Dramática como ensayo de una obra de teatro o de música. Aunque Lacan en 1975 en un debate en la Universidad de Yale cita este intento de Freud para ver en el arte una especie de testimonio del Inconsciente, citó como un ejemplo de fracaso de ese intento, el ensayo de Freud sobre la Gradiva.
Freud le escribe a Jensen en 1907 una carta en la que le informa sobre la posibilidad de que hubiese tenido sentimientos muy fuertes con una hermanita menor (con pie deforme) pero, luego de negarlo con irritación, Jensen le confía haber tenido sentimientos amorosos de niño, por una amiga prematuramente desaparecida. Después de esta última carta Jensen rehusó encontrarse con Freud. ¿El detective de la realidad habría aniquilado al intérprete de misterios, detective de la ficción?

Emilio nómade, Emilio exiliado y desexiliado, Emilio recuerda y hace recordar. Me hace recordar (ver notas adjuntas)
Emilio describe la Segunda Tentación de Freud: Gran Bretaña, cuyo anzuelo era Melanie Klein para él como su sobrina Pauline (¿el origen del papel de Dora?) lo fue para Freud.
La Tercera Tentación que describe de Freud fue la cocaína. En un sentido más lato es siempre la transgresión, la curiosidad infinita y la osadía de la autoinoculación del investigador a ultranza, lo que electrificó los rieles de las vías por donde circulaba el tren de la vida de Emilio y sus exploraciones sinfín.
Emilio deconstructivista: la noche de la jubilación (…)
Freud enamorado de sus pacientes: la pelea con Charcot-Breuer por Anna O.
Charcot, el sultán del palacio de las histéricas (odaliscas) que representaban para él (en cada odalisca hay una Scherezade)
Jones plantea a Fliess como el psicoanalista de Freud.
Caso Juanito/Caso Dora y “la sucia novelita”

Los caballeros de la mesa redonda: los psicoargonautas, los de la Casona.
Freud, cacique de una tribu de triángulos amorosos, enredos imposibles y suicidios endémicos.
La lucha por el poder, iniciada con la Primera Guerra Mundial, inicia la feroz lucha por el poder institucional en el Psicoanálisis.
Para Emilio no hay texto de Freud que cuestione tanto el problema mismo de la vida que “Más allá del principio del placer”: el recuerdo del pájaro muerto y su madre, la mentira piadosa lo desilusiona al investigador inflexible que es.

Peligros: KGB y la I.P.A. Comienza la vida de Emilio (1923) y comienza la muerte de Freud (cáncer)

Resonancias a la conferencia de Emilio Rodrigué sobre Freud
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