Clínica de la Eutonía

Clínica, de clinos: cama. Se refiere a la posibilidad que tenían los médicos de realizar una observación y evaluación rigurosa, metódica, sistemática, detallada y con control periódico sobre los pacientes asistidos, que por las características de este método solo podían cumplirse en su totalidad en pacientes que guardaran cama, inmovilizados. Por extensión se llama clínico a los métodos de quehaceres y saberes que cumplen con estas premisas. La clínica tradicional se nutre de alimentos que deben ser etiquetados como científicamente válidos. La clínica vincular, abierta a la multiplicidad, se nutre de elementos que también pasan por las artes, la filosofía, el campo de la cultura. La clínica corporal tradicional apunta a una clínica centrada en el provenir y el porvenir de los padecimientos, su diagnóstico universal y sus técnicas de corrección. La clínica vincular, de la multiplicidad agrega los tartamudeos de lo “intempestivo” del encuentro entre el corporalista y su paciente para configurar ritornelos y metáforas diagnósticas situacionales, válidos para la interrogación de los esquemas fijos antes que para las clasificaciones y técnicas generales.

• La evolución natural del proceso de autoobservación, la persona desde una mirada sobre sí mismo, se orienta a una mirada hacia el espacio alrededor del cuerpo. Este devenir está apoyado en un principio organizador de la Eutonía: el principio del Contacto. El Contacto consciente, que se busca a través de varios recursos técnicos, permite que las personas, que habían sido guiadas hacia estados de ensimismamiento, no queden sumidas en una actitud sólo de contemplación sobre sí mismas, sino que también puedan ser atraídas, contagiadas, por lo que las rodea, circulando por estados tónicos diversos. (base del concepto de agenciamiento).

• Se delinean a través del proceso eutónico diversos estilos de observación y de autoobservación. En un comienzo, el registro de la sensación puede estar impregnado de connotaciones ligadas a experiencias vividas, prejuicios sociales, culturales. En el recorrido, las personas investigan otros estilos de conexión con la sensación y quizás descubran modos de observar la conducta corporal “sin racismo” Al percibir los mensajes que llegan de los sentidos (exteroceptivos) o de las posturas, músculos y vísceras del propio cuerpo (propioceptivos e interoceptivos), las personas aprenden a observarse en una serie de signos, que normalmente no están en sus regímenes de afectación y para los que no tienen los habituales calificativos de bueno o malo, normas valorativas vigentes en sus sistemas de evaluación personal. (base de un pensamiento “no racista” y de antropofagia cultural)

• Además, el registro de la sensación apunta siempre a lo efímero de la experiencia corporal y lo único que tiene de permanente es la actitud experimental, que debe ser renovada para sostener una sensibilidad abierta a “lo que viene” del cuerpo o del mundo exterior (base del concepto de Estares).

• Durante en el proceso eutónico, la actitud perceptiva inicial se va afinando al registro de sensaciones de lo pequeño, de lo singular, del matiz, de lo múltiple. Sensoriar sin clasificar o calificar lo percibido, vivenciar lo múltiple, multiplica los “posibles” de cada persona y apoya una filosofía de la aceptación de lo diferente (y del diferente), de la no discriminación y de la tolerancia al extraño “distónico” en uno y en los demás (base del pensamiento complejo y de la multiplicación).

• Como el desequilibrio es el motor de la producción de movimiento, no será suficiente tolerarlo, habrá que obtener los recursos para seguir encendiendo ese motor. Las “cruzadas” para vencer la distonía, caldo de conductas “discriminatorias”, que muchos eutonistas emprenden, a veces no tienen en cuenta lo efímero de los estados de equilibrio y la necesidad del desequilibrio para la vida.(producción del extraño en uno.)

Para pensar esta mirada clínica me sirvo del concepto de antropofagia (Movimiento Antropofágico creado por Oswald de Andrade en Brasil). Una clínica antropofágica devoraría las materias de expresión, manifestaciones artísticas, culturales y científicas de su tiempo, sus búsquedas, para volcarlas en una caja de herramientas que interrogue y permita intervenir operativamente en las situaciones que plantea la clínica. Algunos interrogantes que acompañan a este tipo de eutonista:

1. Respecto de los instrumentos técnicos: ¿sirven o no sirven para este paciente?
2. Respecto de los objetivos: ¿tonificar, armonizar, desbloquear, para vivir de qué manera?, ¿con qué sentido?
3. Respecto a la fidelidad a la identidad profesional: ¿fiel a los principios de la técnica o a sus interrogaciones?
4. Respecto a la capacidad de sostenerse en las incertidumbres: ¿cuál es su umbral para tolerar las dudas acerca de lo que siente, para dudar de sus percepciones acerca de lo que va observando?

Respecto a la capacidad de sostener al paciente en la incertidumbre: ¿cuál es el umbral de tolerancia al desengaño del paciente?, para ir ajustando sus intervenciones en la lealtad a lo emergente, antes que a las certezas ya probadas para otras circunstancias.

 

Clínica de la Eutonía
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